Del Simposio de URSI (International Union of Radio Science) celebrado en Madrid allá por 2007 hay una anécdota que siempre cuentan los que la vivieron. Y algunos que no, también.
Durante una jornada de descanso se organizó una visita en la que varios físicos fueron a pasear por Madrid. Cuando llegaron a la plaza Mayor, la guía turística explicaba la vista. Aquí tal rey, éste es el conde-duque de Olivares.
Llegados a un impresionante fresco del s.XVIII, la guía explicaba:
“Aquí vemos representada la historia de San Isidro Labrador, a quien sus compañeros monjes reprochaban que orase demasiado mientras descuidaba las labores del campo. El milagro que se le atribuye es que, tras cada noche de oración, el campo aparecía labrado. En este fresco podemos ver como San Isidro reza, mientras los ángeles detrás aran la tierra…”
En ese momento, entre los físicos presentes, se oye una voz: “Así que a los becarios, antes los llamaban ángeles”. Y claro, la carcajada fue general, porque todos los presentes eran ya profesores con plaza, que si hubiese habido algún becario tal vez no se habría reído tanto.